Protagonistas de Lado a Lado. Foto: Rede Globo |
Lado a Lado, fue telenovela transmitida en el “humilde” horario de las seis en la cadena Rede Globo entre los meses de septiembre de 2012 y marzo de 2013. Y recalco lo de humilde porque suele ser un horario muy menospreciado dentro de la teledramaturgia brasileña pero que en los últimos años ha sido nicho de notables historias como “La vida sigue” o “Preciosa Perla” que han demostrado más contundencia que las ostentosas novelas del estelar horario de las nueve. En Chile se estrenó durante julio de 2014 en el tradicional horario de las 15:00 por las pantallas de Canal 13. Hace un año atrás ignoraba su existencia. Fue hasta que leí una noticia en que se reseñaba que esta producción había ganado el premio Emmy Internacional cuando recién pude conocerla. Pero eso no bastó para concitar mi atención. Fue hasta unos meses más tarde al mirar una sinopsis de esta historia que encontré en YouTube, para querer ahondar más en ella.
Lado a Lado
es una telenovela que parece estar hecha más acorde al calmado ritmo de una
película de cine arte que al de un melodrama televisivo, donde las genuinas
emociones humanas transmitida por la refinada interpretación de sus actores,
una cuidada producción que no escatima en bellísimas escenografías que reconstituyen
de forma muy verosímil al Río de Janeiro de principios del Siglo XX, el uso del
vestuario ad-hoc a la época, una elegante banda sonora, la trama que desarrolla
temas sociales e históricos, son solo algunos de sus aspectos diferenciadores.
Me quiero
detener precisamente en este último punto, que es algo que he extrañado mucho
en las telenovelas latinoamericanas, en especial las chilenas. Certeramente no
recordaba en años ver una producción que se atreviera a incluir sin timidez
temáticas de esta índole. La última que quizás hizo esto fue “Pampa Ilusión” de
TVN (en mi opinión la mejor telenovela hecha en Chile hasta ahora), orgullosa
heredera de la escuela brasileña que marcó profundamente en una época la
producción de telenovelas en Chile.
José María (Lázaro Ramos) practicando capoeira Foto: Rede Globo |
En la otra
vereda tenemos a una elite vacilante anclada por una parte a las viejas glorias
de la época imperial buscando desesperadamente seguir usufructuando de los
privilegios de aquel entonces como los títulos nobiliarios y la mano de obra
barata que les proporcionaba la esclavitud. Pero que a la vez se encontraba en
la incapacidad intelectual de adaptarse a los nuevos códigos, formas y
paradigmas que implicaba la naciente República. Una elite en eterna
contradicción que intentaba imponer pautas de conducta pero que era incapaz de
poner en la práctica.
Otro tópico
fundamental de la historia es la lucha de la mujer por su independencia y
lograr su
reconocimiento dentro de la sociedad, tratando de insertarse en ámbitos
que eran considerados como exclusivos de
los hombres y deleznables para la “señoras bien comportadas”. La evolución de
los personajes de Laura e Isabel a lo largo de la trama es clave para entender
la importancia que los autores de la telenovela le dieron al tratamiento de
este tema. Laura es víctima de diferentes intrigas de su madre Constanza que le
impiden ejercer la docencia, pero sus anhelos de independencia y realización
personal la llevarán a ejercer diversos empleos debiendo sortear múltiples
dificultades. Junto a ella Isabel se nos muestra como otra víctima de una
sociedad machista llena de prejuicios, ya fuera por su color de piel o por su condición
de madre soltera. Pero que en su afán de lucha y ganas de progresar, se
esfuerza por lograr su desarrollo profesional a través de la danza.
Núcleo de Constanza (Patricia Pillar) y Laura (Marjorie Estiano) Foto: Rede Globo |
Otros interesantes
contenidos incluidos en la telenovela son la situación del divorcio en aquellos
años, la manipulación política, el acoso sexual hacia las mujeres, el
surgimiento del fútbol, la discriminación religiosa, la precaria situación de
los negros en la marina (mostrada a través de la revuelta del látigo), entre
otros.
Pero hay algo
en lo que creo que Lado a Lado sobresale mucho más aún, y es que es una
historia que entrega un potente mensaje al televidente: que en la vida hay que
luchar desde el ámbito personal por lograr los sueños, pero que a la vez estos
ayuden a mejorar el mundo donde vivimos, en lo cual tienen gran importancia valores
como la amistad, el respeto y la lealtad.
El gran
mérito de Lado a Lado es que nos ha demostrado que es posible emplear la
telenovela para tratar con convicción temas originales de interés social e
histórico, los que suelen ser ignorados en la construcción dramática de estas
producciones, so pretexto de dar mayor relevancia a historias cursis y
superfluas. A ello se suma un elenco de actores preciso y talentoso, con núcleos
acotados y llamativos, sin necesidad de recurrir ni abusar artificiosamente de
recursos burdos como clichés, escenas de sexo explícito, groserías; junto a una
atrapante fotografía y una impecable dirección.
Es una
historia que no se presenta de forma grandilocuente, pero que al verla es capaz
de sorprendernos y entregarnos más de lo que esperábamos, en donde el
espectador no solo encuentra un espacio para pasar un rato frente al televisor
sino que también es una instancia de profunda reflexión sobre la condición humana.
Temas de debate social que parecen ser exclusivos de ese distante pasado de los
primeros albores del Siglo XX, pero que en la actualidad siguen teniendo una
lamentable vigencia. Vaya este sincero reconocimiento a Lado a Lado, un deleite
a la vista al que bien merece la pena darle una oportunidad.
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