En medio de la estática
oferta veraniega televisiva, dominada por telenovelas turcas y anquilosadas
repeticiones de rutinas humorísticas o por desesperados intentos de resucitar reality
shows, se inmiscuyó un pequeño tesoro audiovisual proveniente desde tierras
españolas llamado “El tiempo entre costuras”. Una serie de televisión producida
por la cadena hispana Antena 3, basada en el libro homónimo de María Dueñas.
La serie narra la
historia de Sira Quiroga, una sencilla mujer marcada por la vivencia de dos
guerras que ocasionaron drásticos giros en su vida que la llevaron a deambular
entre dos continentes, y que a través del oficio de costurera legado de su
madre, se convertiría en una insospechada protagonista de los destinos de ambos
conflictos bélicos.
Precedida con un cartel
de críticas favorables y con grandes índices de sintonía en su país de origen,
TVN adquirió sus derechos de emisión como parte de su oferta programática para
este verano. Sin embargo, la suerte que corrió la emisión de la serie en Chile
fue muy distinta, pues de acuerdo a las cifras de medición de audiencia no
superaba los dos puntos de promedio en
cada emisión. Pero, independiente de la fría recepción del público, TVN mantuvo
la decisión de emitirla hasta el final, lo que los seguidores de esta notable
producción agradecemos bastante como una señal de respeto.
Debo confesar que desde
el momento en que vi los primeros spots publicitarios de la serie, mi flechazo
con ella fue inmediato. Y es que ni siquiera bastó un segundo de la emisión de
su primer capítulo para engancharme completamente a ella. Vaya, es que este es
el tipo de historias que gozo ver, donde las personas logran sortear los
grandes obstáculos que le impone la vida convirtiéndose en héroes de sus
propios destinos. De la producción de la serie no tengo nada que cuestionar:
emocionantes escenas, excelsas actuaciones, locaciones de ensueño que hacen que
uno quisiera estar en el Marruecos de 1938, o en el Lisboa de 1941, tomas de
cámara adecuadas, fotografía envolvente, una banda sonora que cala los huesos, en
fin.
Entonces, ¿Por qué la
serie no tuvo buena acogida en Chile? Creo que básicamente esto se debe a dos
factores:
- La
desacertada medida de TVN de doblar la serie al “español chileno” ¿Alguna vez
en Chile hemos visto series españolas sin su audio original? Creo que esto fue
una decisión insólita y que le restó atractivo al desarrollo visual de la
serie, pese a la historia contaba con un argumento bien sólido. Quisiera creer que
esto se debió a una movida de mercadotecnia desesperada por intentar capturar
al público que ve las telenovelas turcas al familiarizarlos con las mismas
voces con las que se doblan esas historias en Chile.
- A
riesgo de ser algo impopular, quisiera atribuir también esto a la inconsecuencia
de nosotros mismos como televidentes. No es trivial observar a diario la
disconformidad que existe entre los telespectadores de la decadente TV abierta
chilena las críticas acerca de la pobreza de los contenidos que ésta transmite.
No obstante este sentimiento de hartazgo frente a la homogeneidad de las
propuestas programáticas de la señales televisivas no se vio reflejado del todo
en esta ocasión, volviendo a premiar a través de la “dictadura del people meter” los mismos criticados
contenidos, en desmedro de esta serie.
Quizás en unos años más
estemos lamentando el no haberle sacado el lustro a esta serie, o darle la oportunidad
que con creces se merecía. Pero por ahí leí que esta riqueza audiovisual está
disponible íntegramente en su audio original en Netflix. Lo que es yo, apenas
se vuelva a dar la ocasión me daré un merecido festín con las grandes aventuras
de Sira Quiroga.
Ojalá que esto no nos
haga perder la necesaria autocritica por la inconsecuencia de nosotros mismos los
televidentes, que al final del día a través del “martillo” del control remoto podemos
decidir que se mantengan las mismas pobres ofertas programáticas de los
canales, o bien darle la oportunidad de enriquecer la pantalla con nuevas
propuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario