Avenida
Brasil: El camino correcto
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No tengo problemas en reconocer
que tengo una cierta devoción por las telenovelas, esa forma de hacer melodrama
a la latinoamericana que cautiva a diario a miles de televidentes en el mundo.
Pero de aquí a una parte el género me estaba decepcionando por completo: tramas
repetidas y vacías, historias inverosímiles en donde los clichés son la
constante amenizadas por malas actuaciones, y para colmo abusando del recurso
de las reversiones (o remakes en lenguaje anglosajón). En resumen, una calidad
que parecía haber sido una mera ilusión del pasado. Sentía que el género estaba
por completo estancado y que no tenía nada nuevo por ofrecer. Atrás quedaban
esas historias que me atrapaban y me deseaban esperar con ansias el capítulo
siguiente. Ahora me ocurría que cada vez veía alguna historia no pasaba más
allá del primer capítulo para luego bostezar. Haciendo memoria la última
historia que me cautivó por su sobresaliente calidad fue La Reina del Sur
(basada en el libro homónimo), en momentos en que las narconovelas están en
boga en su punto máximo con Escobar El Patrón del Mal (que en estricto sentido
no es una telenovela, sino que una serie, pues carece de los elementos
esenciales de aquel otro género).
Pero el panorama cambiaría
radicalmente para mí un sábado por la noche, en el que me costaba conciliar el
sueño y como fórmula para lograr cerrar los ojos me puse a ver televisión, que
como Ud. estimado lector bien sabrá, no tiene nada bueno que ofrecer en estos tiempos. Por ahí leí entonces que Canal 13 transmitiría sin cortes ni censura
los dos primeros capítulos de Avenida Brasil. No tenía ninguna referencia de la
historia y desconocía por completo el fenómeno que estaba a punto de
visualizar. Pues bien, me bastó ver esos dos capítulos para dimensionar todo lo
que se había escrito de esta gran producción, hasta poder entender el hecho de
que la Presidenta Dilma Rousseff modificara su agenda para no perderse su final.
Brasil que nos tiene acostumbrado a apoteósicas producciones con tramas cotidianas pero desarrolladas con profundidad y sobre todo en un marco de calidad, una vez más nos vuelve a sorprender con esta gran historia. Es que si bien Avenida Brasil echa mano a un tópico muy recurrente a producciones de esta naturaleza, como lo es la venganza, hoy vuelve a instalar un nuevo paradigma sobre cómo hacer telenovelas. Son muchos los factores que se conjugan para hacer de Avenida Brasil una historia sobresaliente. Vamos por partes.
Actuaciones
Un elenco de actores de
primerísimo nivel conforma este éxito del país de la Samba y los grandes
carnavales. Comandados por Adriana Esteves como Carmen Lucía (Carminha) y Débora
Falabella como Nina/Rita, Avenida Brasil se propone reelaborar de los
estereotipos clásicos de los personajes de telenovelas. Para decirlo en
sencillas palabras “La mala parece no tan mala, y la buena no parece tan
buena”. Carminha, aquel siniestro personaje con sus oscuros entretejidos parece
generar más simpatía que la misma protagonista. Es tan notable el nivel de
interpretación de esta actriz que vuelve al televidente un verdadero cómplice
de sus fechorías. En su natal Brasil, la han catalogado como la más siniestra
villana en la historia de las telenovelas, convirtiéndola en ganadora de
diversos premios por este papel. No podemos obviar a la protagonista Nina/Rita
de mano de la consagrada Débora Falabella, quien a lo largo de la historia nos
hace partícipes de la enorme carga emocional que ha debido llevar consigo desde
la muerte de su padre Genesio a raíz de los escabrosos planes de Carminha quien
la abandonó a su suerte en un basurero, regresa para vengarse valiéndose de
estratagemas que no siempre son pulcras con tal de lograr su objetivo.
Producción
Una de las cosas más formidables
de este melodrama es que rompe con el tradicional molde de encerrar el formato
telenovelesco al plano televisivo. Si usted ha tenido la posibilidad de ver
Avenida Brasil en alta definición podrá percatarse que hay un esmerado trabajo
de fotografía en donde a usted le da la impresión de estar viendo más bien una
película que una simple telenovela. Esta telenovela se toma muy en serio el
sello de calidad que la Rede Globo le imprime a sus producciones, cuidando cada
detalle. Por ejemplo el basurero desde el cual surgen las historias centrales
de la novela al igual que el ficticio barrio de El Divino son creaciones escenográficas
minuciosamente diseñadas en el Projac de
la cadena carioca. El projac es una central de producción ubicada en Río de
Janeiro, siendo la más grande de su tipo en Latinoamérica. Emplazada en un área
aproximada de 1,6 millones de metros cuadrados, es una verdadera fábrica de
sueños. Si bien es sabido que la Rede Globo puede darse el gusto de contar con
fastuosos presupuestos para hacer telenovelas, es importante ver como ellos
saben invertir bien ese dinero creando historias de calidad, a diferencia de
otras cadenas latinoamericanas similares en tamaño como la mexicana Televisa
S.A. de C.V. que prefiere “abastecerse” de libretos de historias ya consagradas
en otros países para transformarlas en producciones de nivel mediocre, con
actores que sobresalen más bien por la silicona y los pectorales, que por un
talento interpretativo, buscando así obtener utilidades de la forma más fácil y
cómoda posible.
La trama y sus giros radicales
Desde tiempos inmemorables la
venganza ha sido un tema muy presente en la literatura. Avenida Brasil no vino
a descubrir la piedra filosofal instalando este tema, pero es interesante ver
cómo precisamente reescribe la venganza. Sabemos que el eje central de la
historia es que Nina tras 12 años vuelve a buscar a Carminha para cobrarse
revancha por las distintas peripecias que le tocó atravesar tras la muerte de
su padre suscitada por las fechorías de la antagonista. Sin embargo toda la
historia que parecemos ya dominar en los primeros capítulos tiene constantes
giros radicales. Las verdades no se estiran inútilmente como un chicle, cada episodio
es un mundo en sí mismo lo que causa una genuina expectación por mantener el
hilo de la historia. Como buen melodrama, Avenida Brasil sabe nutrirse de
historias secundarias muy bien condimentadas que hacen mantener un ritmo
adecuado para sobrellevar la tremenda carga emocional que traen las historias
principales. De un momento a otro nos podemos conmover porque Nina recuerda a
su padre fallecido en nefastas circunstancias, y al otro nos matamos de la risa
con las desventuras de Carlitos y sus tres mujeres.
La banda sonora
Para quienes hemos seguido
durante años las producciones de la Rede Globo sabemos que se convierten en una
tremenda vitrina para mostrarle al mundo la riqueza, el sentimiento y la pureza
de la música brasileña, con una contundente lista de temas. A diferencia de
otras producciones que solo prefieren recurrir al “éxito oreja” de moda en las
radios, Avenida Brasil nos ofrece un catálogo de primer nivel: Marisa Monte,
Seu Jorge destacan entre los artistas brasileños, asi como también tenemos
importantes nombres internacionales como Adele o Coldplay. Otra muestra más del
especial esmero que pone la segunda cadena televisiva más grande del mundo en
sus producciones.
La transversalidad
Muchos medios de comunicación
cuando se refieren a Avenida Brasil lo hacen hablando de que su éxito se debe
atribuir al haber “retratado” de buena forma a la naciente clase media de ese
país a raíz de las políticas sociales impulsadas durante los gobiernos de Lula
Da Silva. Pero eso es un análisis mezquino, pues basta ver unos minutos de esta
ficción para como ese pequeño ecosistema de El Divino traspasa las fronteras
del país sudamericano. El televidente puede identificarse de alguna forma en
los anhelos, frustraciones y por qué no decirlo con la sed de venganza que
tienen muchos de los personajes. La telenovela aborda temas de carácter
universal pero con en un envase verdeamarela, que les da una mayor visibilidad.
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